Usted sabe por qué se lo pregunto. Y si no sabe, se
lo imagina. Con la liberación del precio del dólar al valor del “mercado”,
todos los precios se van a disparar y las empresas ya no van a poder reponer
los insumos que necesitan para producir. En algunos lugares, eso ya está
sucediendo: para “cubrirse” están aumentando el precio de las harinas, y con la
misma plata los panaderos pueden comprar la mitad de la materia primera.
¿Cuántos días cree que van a pasar hasta que aumente el precio del pan? Y si
aumenta el precio del pan (y la leche, y la papa, etcétera) un cincuenta por
ciento: ¿en cuánto se devalúa su salario? Le hablo de lo más inmediato, pero el
ejemplo es extendible a todas y cada una de las áreas de la economía: ¿cuánto
tiempo puede mantenerse produciendo una empresa a la que de pronto todo le
cuesta el doble y, además, la ponen a competir con productos importados? Es una
maniobra de pinzas.
Y se lo digo a propósito en idioma de guerra. Porque
cuando liberen el mal llamado “cepo cambiario”, se van a venir en banda
primeros los talleres y fabricas más pequeñas, casi enseguida las medianas, y
poco después las más grandes. A eso le van a llamar “sinceramiento de los
precios y los salarios” –o algo por el estilo-, pero la realidad es que van a
echar gente a la calle a lo pavote. ¿Y tiene una idea de lo que van a hacer
esos nuevos “desempleados”? Van a pelear por su derecho al trabajo y por el
derecho de sus familias al morfi. Y, como dijera un sabio militante, antes que
llegar a ser un pueblo hambreado, van a pelear por haber sido ofendidos,
humillados. Se va a acordar de lo que le digo, y va a querer que vuelvan los días
en que se quejaba de “la inseguridad”.
¿Cómo, no se lo enteró lo que pasó en Tucumán? 500
laburantes en la calle apenas asumió el intendente macrista de la localidad de Concepción.
Así como lo escucha, sin anestesia ni vaselina mientras a usted le endulzan el
oído con ese verso de “la revolución de la alegría”. ¿No vio las fotos del intendente
atrincherado, y la gente quemando gomas en la calle? ¿Qué sigue? Dígamelo usted:
¿la guardia de infantería reprimiendo a los trabajadores? ¿No se da cuenta, mi
amigo, que vamos camino a vivir inmersos en un tsunami social? ¿Qué más tiene
que pasar para que se dé cuenta que los neoliberales de Cambiemos son una manga
de irresponsables que nos van a hundir de cabeza en el caos y la anarquía? ¿Y
qué le hace pensar que a usted y a los suyos no les va a tocar? ¿De qué vive,
es rico acaso, tiene cuentas en el extranjero, a quién cree que le va a vender
sus mercancías o la fuerza de sus brazos?
Pero, además, pensando en un futuro algo más lejano: ¿qué
destino tiene la Argentina si de nuevo se desmantela su aparato productivo, si
sus fábricas cierran, y si otra vez nos imponen ese modelo de país agropecuario
que exporta las proteínas que no pueden consumir los más humildes? Y no es mala
leche, sólo quiero que se imagine el país en el que van a vivir sus hijos. Pregúntese
si verdad quiere que seamos un pueblo de pastores y labriegos.
Por
Carlos Semorile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario