Es muy curioso
el modo en que a veces se cruzan los nombres consagrados de la cultura
nacional. Corría 1985 -o acaso fue en 1986, pero no más allá-, y alguien tuvo
la valentía de programar un ciclo de películas de Isabel Sarli nada menos que
en la Sala Lugones
del Teatro San Martín.
Supongo que
nos enteramos porque éramos jóvenes, y todo nos interesaba, inclusive el cine
de un autor que no tomábamos para nada en serio, y de una actriz a la que nos
costaba identificar como tal. Pero allí fuimos, en alegre camaradería, con la
promesa de divertirnos a costa de la supuesta "bizarría" de esas
pelis. No fallaba: nos reíamos mucho.
Pero había
otro segmento de espectadores, no reunidos ni agrupados, pero sí muy aguerridos
a la hora de defender a su amada Isabel Sarli. Esos señores ya mayores,
curtidos de muchas censuras y de mucho cine que no los tenía en cuenta, nos
gritaron algo que hoy recuerdo como una gran enseñanza: "Cállense!!!
Ustedes no entienden nada!!!"
Nunca volví a
ver así a “La Lugones ”,
al borde de una batalla intergeneracional por una mujer que desgarró la
hipocresía de una sociedad prejuiciosa y engrupida, que siempre la miró con
desprecio. Y que hoy, al menos debe reconocerle que vive en el corazón de su
pueblo.
Por Carlos Semorile.