domingo, 30 de enero de 2022

A 50 AÑOS DEL DOMINGO SANGRIENTO DE 1972 EN DERRY

 

En 1608, el líder irlandés Cahir Doherty condujo el último levantamiento de las tribus gaélicas contra el intento del invasor inglés de ocupar la provincia del Ulster. Durante su alzamiento, Cahir tomó e incendió la ciudad de Derry pues ésta era la base del proyecto británico de desplazar a la población nativa y sojuzgarla. Tras la derrota de Doherty, y tal como escribió el poeta Brendan Behan, Derry “Recibió el nombre de Londonderry por una banda de estafadores que se creó en Londres en el s. XVII para echar de sus tierras a los irlandeses nativos y poblar el lugar con ingleses y escoceses”. Comenzaba un calvario segregacionista que es hijo directo de la Plantación del Ulster, y que hasta el día de hoy perpetúa los peores dogmas del secular supremacismo anglo-sajón.

 

A partir de 1966 se inicia un proceso de resistencia activa para evitar el desahucio de las familias católicas de Derry, y surgen diversas organizaciones de la sociedad civil que buscaban evitar esta política –símil apartheid- de relocalización compulsiva. Desde octubre de 1968 en adelante, las fuerzas unionistas del Ulster comienzan una salvaje represión en Derry hacia los activistas por los derechos civiles. El incremento represivo llevaría, un año más tarde, a lo que se conoce como la Batalla de Bogside, un barrio católico de Derry que durante tres días resistió el embate de la policía local y de bandas orangistas. Durante 1970, hubo nuevos enfrentamientos durante Semana Santa, y su virulencia fue tal que un coronel inglés debió reconocer (como lo hizo un general argentino durante el Cordobazo) que sólo podían mantenerse en el Norte de Irlanda actuando como fuerza de ocupación.

 

Y de hecho así se comportaron, pues desde agosto de 1971 comenzaron una estrategia de internamientos que en la práctica significaba encarcelar –sin ningún tipo de juicio ni proceso legal alguno- a cualquier católico sospechoso de pertenecer o colaborar con el Ejército Republicano Irlandés. El desmadre de la política inglesa en el Ulster alcanzaría su cenit en la masacre del Domingo Sangriento del 30 de enero de 1972 en Derry, cuando un regimiento de paracaidistas británicos hirió a casi 50 manifestantes, asesinando a 14 de ellos -la mitad de los cuales tenían menos de 20 años-.

 

Los ingleses quisieron presentar el caso como una respuesta por un ataque armado que en teoría habrían recibido de parte de los manifestantes, y entre los acusados como agresores estaba por ejemplo Patrik Doherty, en realidad asesinado por la espalda mientras intentaba refugiarse ante la feroz balacera. ¿Es necesario aclarar que todos estos crímenes siguen impunes? ¿Y es preciso decir que el crimen mayor, la pertenencia del Norte de Irlanda al Reino Unido, es un resabio inaceptable de colonialismo y de rapiña imperialista?

 

Por Carlos Semorile.