Ayer, en la Plaza del 24, “el que no salta es un
militar”, se cantó casi como una consigna refleja, y duró apenas un instante.
¿Cómo podría ser de otro modo si todos estos años fueron desenmascarando la
trama y la complejidad de una dictadura que fue cívico-militar: mediática, eclesiástica,
empresarial, judicial? ¿Nos acosa hoy un poder militar, o nos acecha una
alianza mediático-judicial? Y en este contexto, ¿atrasa o adelanta
fotografiarse con Milani? Como no sabe responder a esta pregunta, la mal
llamada izquierda termina creyendo que el enemigo es Hebe de Bonafini. Una
primera cuestión, como dice la compañera Isabel Tourn, es “¿Cómo vivís después
de quemar un pañuelo?”
Pero quisiera sumar otro horizonte, el mismo que de
alguna manera planteó Estela de Carlotto cuando le preguntaron por el
silenciamiento que “los grandes diarios” hicieron de la marcha. “Fijate lo que
escribieron en 1976: cuando yo los leía, estaba en la vereda de enfrente; hoy
estoy en la vereda de la Argentina”. De eso se trata: de sacarse de encima la
educación liberal del diario de Mitre, y de pelear cada día contra el mitrismo
mental para poder pensar en nacional. En “la vereda Argentina” no hay
izquierdas ni derechas: hay liberales, que quieren una colonia, y nacionales,
que aspiramos a construir una Patria. Lo haremos con Milani o con algún otro
milico nacional. Pero siempre con el pueblo.
Por Carlos Semorile.
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