domingo, 15 de marzo de 2015

El canto y las tradiciones



Más allá del equívoco del título, este no es un escrito sobre folklore. O sí, pero en todo caso eso se verá después. Lo cierto es que el Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad comenzó y concluyó del mismo modo: con exhortaciones a recuperar el canto y las canciones. “La patria que hemos soñamos tiene el nombre del futuro: cantemos para ella nuestra mejor canción”, fueron las muy elaboradas palabras de la ministra Teresa Parodi en el inicio de la primer jornada. Por su parte, en el cierre, Marisa Matías recordó –y casi cantó- los versos de “Grândola, Vila Morena” (“Tierra de fraternidad, el pueblo es quien más ordena dentro de ti, oh ciudad”), una canción significativa durante la Revolución de los Claveles, es decir dos años antes que Matías naciera.

La música popular forma parte de la educación informal, esa que nos llega por tradición cultural. En este sentido, Paco Ignacio Taibo II sostuvo que “la educación sentimental es la que construye la cultura, esa educación que no se va”. “La Tabla Periódica de los Elementos no me la sé”, admitió el mexicano. Pero al conocer la historia y sobre todo la enseñanza del “todos para uno y uno para todos” de Los Tres Mosqueteros, sabe que “el trabajo cultural construye columna vertebral, construye organización”, y hace a la formación política de los militantes. Y de los no militantes también porque acceder al mundo de la lectura es “poder ver el mundo con los ojos de otros: romper la cárcel del yo”. Como biógrafo del Che, Paco Taibo hizo un fuerte llamado al revisionismo histórico como modo de recuperar nuestra identidad latinoamericana: “La idea bolivariana es también una idea guevarista, no se nos olvide”.

Hablando de identidades y subjetividades, Ticio Escobar abordó el problema de cómo se constituyen los sujetos históricos: “Las identidades no son herencias sustanciales que caen del cielo”, y exigen dificultosas apropiaciones y el trabajo de asumirlas. En una senda similar, la comandante salvadoreña Nidia Díaz afirmó que si las “generaciones no saben de donde vienen, no pueden interpretar un presente y proyectar un futuro de esperanza”. (Se repiten términos poco académicos en estas crónicas, pero es que así “funcionaron” la mayoría de las mesas del Foro, citando poetas, escritores, cantoras y voces amadas. Germán Cano dijo: “Estamos ante la opción de la cultura del miedo o la cultura de la ilusión. Y va a vencer la cultura de la ilusión”, Y Konstantinos Tsoukalas afirmó: “Podemos disfrutar de nuestras fantasías utópicas reprimidas. Venceremos!”). Luego de las palabras de Escobar, Taibo y Díaz, y ante la llegada de Hebe de Bonafini, el moderador Gonzalo Civila dijo que daban ganas de cantar “esa otra que cantan ustedes que dice: no nos han vencido”.

El nombre del último panel –“La Nueva Generación ante la disputa del presente- dio bastante tela para cortar. Axel Kicillof dijo no saber cómo mensurar una generación, y Camila Vallejo recordó un discurso del Chicho Allende en el que sostenía que se trataba de una lucha social y no de una batalla entre generaciones. Dejando a un lado la novedad de “lo nuevo”, Axel retomó la polémica en torno del papel del estado al afirmar que “en la Argentina tenemos un estado rebelde. Autónomo, independiente. Tenemos un estado que lucha contra los poderes genuinos”. Contó de los trabajos al interior del estado para que sus funcionarios comprendan el rol de inclusión de los ciudadanos (llegó inclusive a hablar de “catequización”). Parada sobre otra realidad, Camila insistió en que “la mera conflictividad social sin disputa política, no tiene sentido”. El horizonte chileno, explicó, exige una Asamblea Constituyente.  

Gabriela Rivadeneira narró los avances y desafíos de la Revolución Ciudadana de Ecuador durante un discurso fogoso en el que no cesó de citar, trayendo los nombres claves del actual proceso de emancipación, de Chávez a Kirchner, sin olvidarse tampoco del pionero Fidel. En un congreso tan plural y diverso organizado por las autoridades de un gobierno peronista, y ante un auditorio manifiestamente peroncho, el más permeable fue Iñigo Errejón, quien citó explícitamente a don Arturo Jauretche –aquello de que “las multitudes no odian”- y tácitamente a Evita: “Donde hay una necesidad, nace un derecho”. Por su parte, tanto Kicillof como Mariano Recalde hablaron de su identidad peronista y de la alegría cuando “apareció nuestro Perón”: Néstor Kirchner.

La portuguesa Marisa Matías contó una anécdota vivida en la noche porteña que nos va a servir para cerrar estas líneas. Dijo que estaba con una compañera argentina, una muchacha de unos veinte años quien le dijo algo que le permitió aprender “lo que fue la transición política aquí en la Argentina”. “Mis abuelos bailaban el tango, mis padres no bailaban, pero nosotros bailamos otra vez. Yo de verdad pienso que es una frase que condensa todo un cambio político muy profundo de un pueblo que volvió a bailar”. Y tiene razón Marisa: es tan contagioso esto que vivimos que ella misma casi se anima a cantar un fado en pleno Cervantes. Cuando se asumen las tradiciones emancipatorias, cuando las subjetividades pasan a ser identidades colectivas, cantar y bailar también forman parte de la batalla por la hegemonía cultural, por la emancipación de las voces y los cuerpos. En la Argentina, tierra de fraternidad!

Por Carlos Semorile.

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