Ni sobrios, ni ebrios, Ni despiertos, ni dormidos. Ni
separados, ni revolcados. Carentes de proyectos, privados de ideas, estancados
“ad perpetuam” en un estadío preverbal, los muchachos y muchachas de la opo
sólo pueden expresar de un modo pueril el profundo desasosiego que les provoca
el país kirchnerista. Hoy, sin ir más lejos, deberían estar diciendo qué
proponen a cambio de la Ley del Pago Soberano Local de la Deuda Exterior de la
República Argentina. Y mañana, yendo apenas más lejos, deciden hacer un nuevo
paro extorsivo.
Pero no. En vez de participar en forma responsable y
adulta del juego democrático y sus reglas parlamentarias, los vemos haciendo
una parodia patética. Se comportan como niños o mozalbetes: creen que participan
de la gran política, pero todo se lo toman a pecho y reaccionan desmedidamente.
Han perdido el “como si” propio del juego, y sus temperamentos son infantiles antes
que realmente adultos. Los medios incitan a estas mujeres y hombres ya maduros
a comportarse como adolescentes, los instigan a seguir haciendo el papel de críos,
como si el país pudiese esperar a que ellos decidan dejar de hacerse los pendex.
Creerán que así pueden burlar al pueblo y al tiempo. Allá ellos. El tiempo y el
pueblo les van a cobrar con creces el haber permanecido pueriles, balbuceando
incoherencias de palurdos, mientras los demás peleábamos por alcanzar la
dignidad y la dicha de una comunidad emancipada.
Por Carlos Semorile.
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