martes, 12 de abril de 2016

La tercer batalla de Retiro



(Imagen del día 13 de abril de 2016)
 
Hace casi 210 años, el 10 de agosto de 1806, las milicias criollas derrotaron a los británicos en Retiro. En un terreno que entonces era difícil, “la colaboración espontánea de la población –que empujó a hombros la artillería- posibilitó” capturar el cuartel ubicado allí. Era un triunfo de proporciones relativamente modestas pero de implicancias gigantescas: se le había perdido el miedo al invasor, lo cual dio paso a la Reconquista y un año más tarde a la Defensa de Buenos Aires. Más aún: el pueblo adquirió la conciencia de su propio valor, y poco tiempo después protagonizaría las jornadas de la Revolución de Mayo. Así, la primer batalla de Retiro está ligada a la Soberanía.

La segunda jornada épica sucedida allí fue el primero de marzo de 1948. “Cuando la vieja campana de la ‘La Porteña’ –escribió Scalabrini- anunció con su tañido que volvía a ser argentina, mis pobres ojos de anónimo ciudadano, perdido entre un millón de ciudadanos tan emocionados como yo, regaron con sus lágrimas ese pedazo de suelo natal que se llama Retiro, donde 142 años antes la juventud argentina había anunciado también la conquista y derrota del extranjero invasor”. Ese día, Perón había sido internado de urgencia y lo reemplazó el ministro Pistarini: “La ráfaga de historia que nos conmovió a todos –reflexionaba Scalabrini- fue el hecho definitivo que dio término a la farsa de un mundo colonial”. Y aseguró: “La nacionalización de los ferrocarriles sólo es comparable a la batalla de Ayacucho (pues) es el primer paso ineludible de la liberación económica”. La segunda batalla de Retiro fue por la Independencia.

La tercera será mañana 13 de abril de 2016 y es una batalla –en sentido amplio- por la Justicia. Más allá de pronósticos imposibles, es seguro que nos daremos un baño de muchedumbre de esos que templan el corazón y amplían el estrecho horizonte del territorio conocido -la casa, la cuadra, el barrio y las amistades-, para establecer una conexión intangible con la fuerza y la energía del espíritu colectivo cuando éste se decide a escribir la historia. Son fechas ineludibles, formadoras, inaugurales, y acaso no haya mejor pedagogía que ésa: ser parte del pueblo que defiende la Patria. Como a los criollos de 1806 y de 1948, la Historia nos convoca a todos los hijos mestizos del país argentino.

Por Carlos Semorile.

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