La remera de la muchacha dice algo así como: “En la casa grande se reviran cuando en la senzala los
esclavos aprenden a leer”. Hace referencia al ensayo de Gilberto Freyre que
explica la división de la sociedad brasilera en dos clases: la clase
propietaria que vive en la “casa grande”, y los esclavos amontonados en la
“senzala” (o quilombo, como se le llamó por estos pagos). Es una suerte de
“civilización o barbarie” que apunta a las mismas determinantes culturales que
pretenden establecer una supremacía de origen que a unos les otorga todos los
bienes, y al resto los confina a mendigar por cada uno de los derechos más
elementales. Y si algo trastoca este “orden natural e inamovible”, la
oligarquía se pone como loca y te hace un golpe mediático/judicial/legislativo.
Vamos a ver cómo reaccionan esos 54 millones de brasileros que ahora comen
cuatro veces al día, y que deben aprender a leer las mentiras de los medios. Ojalá
la senzala les arme flor de quilombo.
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