En
épocas mundialistas, el genial Fontanarrosa parodiaba a la
"intelligentzia" liberal con el personaje de J.J. Serenelli, “el Yaya
Serenelli”, un imbécil que despotricaba contra todo lo popular al igual que lo
hacía y lo sigue haciendo Juan José Sebrelli. ¡Qué lástima que el Negro no haya
alcanzado a escuchar el desopilante relato de Beatriz Sarlo en su descenso al
infierno del mayoritario sentir nacional futbolero! Si el rosarino hubiese
recreado la escena de Sarlo impotente e incrédula frente a las clausuradas
puertas del Malba, tal vez nos hubiera regalado un personaje como, digamos,
“Betty Trenzarlo, la famosa reflexóloga pampeana”, autora –entre otros- del
best seller “Javier Mascherano, el custodio de los museos cerrados”.
No
escribo estas líneas, ciertamente ultrajantes, desde un prejuicio
antiintelectual o antiestético. Muy por el contrario, creo como Camus que “está
la belleza y están los humillados; por difícil que sea la empresa no quisiera
serle infiel ni a los segundos ni a la primera”. Es posible transitar ese
camino en el cual caben las exposiciones y las multitudes, pero esto debe ir
acompañado de una reflexión en la cual “los humillados” no queden subordinados
a “la belleza”. Esto es lo que confiesa Sarlo cuando narra su expedición
fallida y quizás, en el fondo, no esté tan
errada: cuando el pensamiento se estanca y muere, se convierte en pieza de museos.
En
este sentido, no comparto el reiterado convite que le formula el flamante
Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional. Es, en el
mejor de los casos, fantasioso que se pueda debatir ni tan siquiera la noción
de “república”, supongamos, con quien se declara fascinada por una ocasional
luminaria del Empire State Building. Allí queda ocluida cualquier argumentación
y, sin excluir otras fuentes, vamos a encontrar muchas mejores ideas para
pensar “lo republicano”, desde una perspectiva nacional y popular, en el
artículo que Eduardo Rinesi escribió para el primer número de “Debates y
Combates”.
Ya
tendremos noticias de cómo la Sarlo vivió el lanzamiento de las actividades
planificadas por la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento
Nacional. ¿Diferirán demasiado de lo que ya expuso frente al sentir nacional de
las mayorías? ¿Se privará de mofarse de que haya existido, exista y se persista
en construir un Pensamiento Nacional que sea nuestra herramienta para discutir y
afianzar una identidad permanentemente acosada por una idea auto denigratoria
de todo lo propio y exaltadora de todo lo ajeno? Seguramente desdeñará los
proyectos en curso, e impugnará la matriz que los sustenta. Parafraseando a
Borges, Sarlo ha entrado en el mundo de los “incorregibles”. Ella no lo sabe
pero forma parte del universo peronista que todo lo absorbe, incluso su negación,
incluso su contrario. Y, desde su penoso periplo del domingo, forma parte del
mundo de los potreros que también incluye y absorbe los museos, las muestras e
inclusive las “vernissages”. Creo, finalmente, que una inteligencia como la de
Borges hubiese evolucionado mejor y, acaso, escribir “Javier Mascherano, autor
del Facundo”, un cuento donde la Barbarie es preferible a la Civilización.
Por Carlos Semorile.
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