Viene dándose
un giro casi imperceptible del habla popular para referirse al gobierno en su
conjunto, sin distinciones que dejen a salvo a ninguno. Por todas partes se
escucha, cada vez con mayor frecuencia, que ya no se los menciona por sus
apellidos, y ni siquiera por sus nombres, como pretende un “igualitarismo”
degradado y berreta que esconde una profunda desigualdad en los hechos.
Entonces, los
que antes eran “Mauricio”, “Marcos” o “María Eugenia”, han comenzado a ser,
simple, llanamente, y sin distingos de género, “estos tipos”. Quien nacimos en
esta orilla del Plata sabemos que, detrás de una expresión de esta índole,
queda flotando en el aire una puteada inmensa que no se descerraja en aras de
algún resto de convivencia comunitaria.
También
sabemos que ese modismo, todavía prudente y algo ambiguo, echa tierrita debajo
de la alfombra: son legión los que dicen “estos tipos”, pero no terminan de
decir que están ahí porque ellos mismos creyeron en el “campechanismo emprendedor”
de unos tipos que se hacían llamar por sus nombres para ocultar los crímenes
que arrastra la “prosapia” de sus apellidos. Habrá que ayudarlos, entonces, a
recordar lo que les dijimos hace ya mucho: que “Mauricio” es Macri.
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