lunes, 29 de octubre de 2018

“Como le cuadra a un hombre despierto”



Esta despojada frase lo retrata de la mejor de las maneras: Silvio es el poeta de la pupila insomne, el cronista de un fervor revolucionario, el que un día se subió sobre sus derrotas e hizo una oda a su generación.

Y nos marcó a todos porque, más allá de los rótulos, él no protesta. Mucho menos es solemne. Silvio no precisa gritar para dejar testimonio, ni sobreimprime un discurso sobre lo que sus canciones ya dicen.

Es el atento trovador antiguo, el que nos avisó que “el horizonte es el espanto”, y que “el amor es el más puro néctar contra la tristeza”. Anoche, cien mil almas cantamos en Avellaneda los versos del hombre despierto, con sureños aromas de amor y sus memorias de resistencia.

Por Carlos Semorile.

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