martes, 15 de agosto de 2017

El sentido último de las palabras




En la Argentina neoliberal de Cambiemos, hay un desbarajuste brutal de las palabras respecto de las cosas: donde nosotros decimos “democracia”, ellos dicen “corrupción”; pero donde nosotros ponemos los votos, ellos cometen fraude y escamotean el triunfo de Cristina. No es de extrañar viniendo de quienes secuestran y desaparecen a Santiago Maldonado, pero hablan de un artesano “extraviado”.

Como la degradación comienza por el lenguaje –verdadero nervio popular de la vida colectiva-, ahora escuchamos puro “ruido” donde antes escuchábamos un “discurso político”. Para quienes aún no se han enterado (pese a las múltiples evidencias del carozo de esta batalla), estamos discutiendo el sentido último de las palabras, e inclusive cuáles términos deben ser entendidos como conceptos políticos.

Claramente, ni “corrupción” ni “extraviado” pueden ser tomados como tales, pues opacan y velan la relación que mantenemos con la verdad a través de las palabras y el lenguaje. Si quieren superar a Cristina (porque siguen creyendo que se trata de un tema de “egos”), deberían alejarse de las perversas vinculaciones a las que el macrismo ha sometido al lenguaje. O siguen siendo el “eco” de su jeringonza, o se suman a la pelea por emancipar la lengua colectiva y la vida popular.

Por Carlos Semorile.
 

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