lunes, 20 de marzo de 2017

Resultados más parejos



El último número de Caras y Caretas está dedicado a los 40 años del asesinato y desaparición de Rodolfo Walsh. Entre varias notas muy buenas, rescato esta jugosa anécdota que cuenta Ricardo Ragendorfer: “Él solía jugar al scrabble con Lilia Ferreyra, su gran amor. Y siempre perdía. Pero no por azar o impericia; entonces, se puso a analizar el asunto para caer en la cuenta de que sus derrotas radicaban en la búsqueda de palabras con letras difíciles que, por lo tanto debían valer más. Así descubrió su error: en el scrabble, el valor de las palabras no estaba dado por su frecuencia en la lengua española sino en el idioma inglés, ya que el juego tiene su origen. “Entonces –según el relato de Lilia-, tras efectuar los cálculos pertinentes borró con una hojita de afeitar el valor de cada ficha y pintó el nuevo”. De esa manera, reiniciaron las partidas con el scrabble argentino. Y los resultados fueron más parejos”.   

Dentro de unos días, el sábado 25, se le rendirá un homenaje en el Museo de la Memoria, ubicado en la ex Esma, allí donde su cuerpo y sus escritos fueron vistos por última vez. Pero se me ocurre que hay otro cumplido posible, un miramiento que requiere que hagamos un trabajo de orfebres del mismo modo que él practicó sus oficios: siendo incisivos, minuciosos y perseverantes con las palabras y las ideas que construyen nuestra realidad. Porque no es lo mismo jugar contra el azar que tratar de ganar cuando todas las fichas están marcadas de antemano. Otra cosa es si los valores los ponemos nosotros y armamos un juego donde, al menos, los resultados sean más parejos. Es lo que hizo el irlandés Walsh, pateando el tablero inglés y creando uno argentino.    

Por Carlos Semorile.

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