Esta fue la respuesta que recibió el pibe cuando le
preguntó al gendarme por qué habían baleado la murga. El nuevo “protocolo” de
la ministra Bullrich dice lo mismo de un modo apenas menos brutal: cinco
minutos para “desalojar” o los reprimimos. Quienes advertimos que “Cambiemos”
pervertía el lenguaje fuimos desoídos por aquellos que repetían el eslogan del
diálogo, y que creían que a ellos nunca les iba a tocar tener que reclamar. Sin
embargo, dos meses después ya están en las calles haciendo cosas de negros:
cortando el tránsito, alzando la voz, peticionando a un gobierno de sordos que les
avisa que no va a tolerar la protesta social que sus medidas generan. A esos
compatriotas que fueron maniatados por el candor y esculpidos por el odio, tal
vez les ayude comprender que todos somos ese pibe baleado, y que este “proyecto
de colonia” (onda la India de 1850) sólo cierra con milicos que te vuelan la
cabeza.
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