El rádium –según el mataburros- es un “metal
intensamente radiactivo” y, amén de haber sido descubierto por los esposos
Curie, calculo debe tener su merecido lugar en la Tabla Periódica de los
Elementos. “La Rádium”, en cambio, era una farmacia que estaba en la esquina de
Cabildo y Blanco Encalada aunque, como todo en esta vida, supo estar y permanecer
en otros lugares de estas horizontales pampas del Señor. Originalmente, por
ejemplo, fue una botica con una casa detrás, y mi abuelo Leandro Manuel
Semorile alquiló ambas cosas cuando los golpistas del ´30 lo cesantearon por
yrigoyenista, y pasó de ser docente a despachar una de las droguerías de
Baradero. Entonces ya se llamaba Farmacia Rádium, pero cuando
sus hijos Carlos y Hernando (“los hermanos cebollita”, porque casi todo lo
hacían juntos) se vinieron a la Capital y la instalaron en una esquina de la
antigua Avenida del Tejar, pasó a llamarse Farmacia Jonas Salk. Probablemente
expiró el alquiler, y finalmente aposentó sus reales en la mencionada esquina
belgraniana y recuperó su título original: La Rádium. De a poco, comenzó a hacerse
de un nombre y de una clientela. No era fácil: a apenas un local de distancia
ya existía la Franco, por no mencionar a la Danesa o la Salvatori, otros dos
pesos pesados de la categoría.
Pesados también eran los polis de la época –años ´60-,
que venían a pedir su ración de cometa para garantizar “la seguridad”. No sé
qué pensarían sus socios al respecto (aunque lo imagino), pero mi padre se
negaba a engrosar “la nómina”. Algunos comercios pasaban el sobre por debajo de
la mesa, en cambio la Farmacia Salvatori era una pública donante a las arcas de
la institución del gallito, y así lo hacía saber –con orgullo, con cacareada insolencia-
en cuanta publicación circulara por el barrio. Qué extraño! Los delincuentes
nunca acertaban a pasar por la vereda de la Salvatori, y en cambio la farmacia
de radiactivo nombre fue asaltada decenas de veces. La asaltaban de día, de
tarde y de noche; en la semana o durante los turnos; a cara descubierta o con
medias de nylon en los rostros; con urgencia o con meticulosa paciencia. En
ocasiones el trato era, por decirlo de algún modo, correcto, pero hubo veces en
que la muchachada de La Rádium terminó golpeada, o maniatada y encerrada en
paños menores en el gabinete que se usaba para aplicar las inyecciones. Sin embargo,
mi viejo se negaba a darle el gusto a la yuta haciendo la correspondiente
denuncia de los valores faltantes. “Que se arreglen entre ellos”, habrá
pensado. Tenía, y seguiría teniendo, razón.
Y siguió laburando como siempre, sin entrar tampoco
en la tramoya de las recetas dirigidas, colaborando con lo que se pudiera con el vecino
instituto fundado por Houssay, ayudando al progreso material y
espiritual de sus empleadas (llevándolas inclusive al sindicato que dirigía el
Pelado Jorge Di Pascuale), yéndose todos cuando finalizaban los agotadores
contra-turnos a la confitería Las Familias, en cuyo fondo se armaba una suerte
de fonda para recibir a ésta, su segunda familia de La Rádium. Esa alegría no
se la sacaban los afanos, ni la vuelta que le armaron una causa por un supuesto
faltante de drogas y terminó encanado por unos días. En cambio, lo amargaban
los insolidarios, sobre todo aquellos que olvidaban que alguna vez sólo habían
tenido un mísero sandwich para matar el hambre en el viaje que los llevaba y
los traía de Baradero a Rosario, y de Rosario a Baradero, para cursar sus
estudios. Los que hablan pestes de los pobres porque son pobres. Los que creen
que sólo ellos merecen disfrutar de la vida. Los que van a misa y son apenas
aprendices de fariseos.Esos mierdas: los pobres de
espíritu.
Por Carlos Semorile.
Cralos!Recien hoy,y por casualidad,tal vez ya ni leas este comentario,pero igual,me tropiezo con tu hermoso escrito sobre "LA RADIUM",de Belgrano,de aquellos tiempos remotos ya,pero que siempre estan vigentes y actualizados.Yo soy Jose Luis Garcia,soy Farmaceutico,de profesion tradicional,heredada de mi abuelo,Idoneo en Farmacia,y o casualidad,el "gallego",como le decian todos en este pueblo de San Nicolas,tomo el ejemplo del farmaceutico de la RADIUM esa de la que hablas,y mientras trabajaba de cadete en ella,alla por el 16,se decidio a seguir en esa profesion,se caso con una de las clientas de alli,Doña Carmen Nieves,y se vino para aqui,donde le compro a su hermana un local en el centro de San Nicolas,hoy farmacia RADIUM,el establecimiento mas antiguo de la ciudad del cual soy el ultimo propietario tercera generacion.Me has emocionado con tu excelente historia.joseradium@gmail.com
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