Nunca es sencillo explicar cómo funciona “ese lazo al que llamamos “representación” (y que) involucra también una cierta dimensión de
separación y de distancia entre los representados y los representantes, que con
mucha frecuencia actúan después con amplia autonomía respecto de aquellos,
cuando incluso no los manipulan (…) de los modos más grotescos”.
Citamos a Rinesi y una de sus más persistentes preocupaciones, que
también debería ser la nuestra porque si bien anoche quedó claro que el DNU es
una manipulación grotesca, también es cierto que las multitudes que ayer
salieron a repudiar el atropello autoritario, a la vez claman por una acción urgente
de las dirigencias políticas, sindicales, sociales y barriales.
El rechazo masivo que cosechó la intentona de llevarnos puestos a todas
y a todos, debe acelerar al máximo las lecturas y las respuestas de quienes
fueron elegidos para ser nuestros representantes. Más aún: sus acciones
deberían vibrar en la misma sintonía que el urgido reclamo de las calles.
Frente al avasallamiento brutal y la amenaza dictatorial, deben escuchar lo que
las muchedumbres saben y enseñan: que el tiempo también es sangre.
Por
Carlos Semorile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario