martes, 25 de junio de 2019

La Sarli en “La Lugones”


Es muy curioso el modo en que a veces se cruzan los nombres consagrados de la cultura nacional. Corría 1985 -o acaso fue en 1986, pero no más allá-, y alguien tuvo la valentía de programar un ciclo de películas de Isabel Sarli nada menos que en la Sala Lugones del Teatro San Martín.

Supongo que nos enteramos porque éramos jóvenes, y todo nos interesaba, inclusive el cine de un autor que no tomábamos para nada en serio, y de una actriz a la que nos costaba identificar como tal. Pero allí fuimos, en alegre camaradería, con la promesa de divertirnos a costa de la supuesta "bizarría" de esas pelis. No fallaba: nos reíamos mucho.

Pero había otro segmento de espectadores, no reunidos ni agrupados, pero sí muy aguerridos a la hora de defender a su amada Isabel Sarli. Esos señores ya mayores, curtidos de muchas censuras y de mucho cine que no los tenía en cuenta, nos gritaron algo que hoy recuerdo como una gran enseñanza: "Cállense!!! Ustedes no entienden nada!!!"

Nunca volví a ver así a “La Lugones”, al borde de una batalla intergeneracional por una mujer que desgarró la hipocresía de una sociedad prejuiciosa y engrupida, que siempre la miró con desprecio. Y que hoy, al menos debe reconocerle que vive en el corazón de su pueblo.

Por Carlos Semorile.

miércoles, 12 de junio de 2019

Se separaron Los Bitles... (También conocidos como "La Banda del Peronómetro Oxidado")

Esta foto parece del período jurásico, pero tiene apenas unos meses. La posteo adrede como recordatorio del modo envilecedor con que los grandes medios formatean las conciencias de los ciudadanos, y los vuelven súbditos de slóganes ridículos como "gobernabilidad", "seriedad", "transparencia", "previsibilidad", "compromiso", "equilibrios", y toda la gama de sanatas que cada uno puede incluir en la lista de versos destinados a opacar el conocimiento sencillo y directo de la realidad.

Uno de ellos ha decidido, de manera poco decorosa, terminar de enlodar su apellido haciendo los cuidados paliativos de un gobierno que se desmorona. Otro, tal vez el más Vizcacha de los cuatro, tuvo que venir al pie del malón que más gente junta, y que más chances tiene de alcanzar el triunfo en octubre. Los otros dos quedaron agarrados de la brocha o, si usted prefiere, con el culo al aire. Hay alguno más que no está en la imagen, pero que también anda tratando de conseguir quién le haga la segunda sin robarle demasiada cámara, que al fin y al cabo es lo único que tienen.

Insisto: vuelva a mirar la foto, y haga el esfuerzo de recordar la manera en que los medios trataron de convencerlo de que esta banda de menesterosos podían sacarnos del infierno que ellos mismos contribuyeron a generar, juntando leños como siervos de la gleba. Y, si tiene un resto de coraje, piense si no fue el renunciamiento histórico de cierta dama lo que terminó con toda esta farsa de Los Bitles que hacían "covers" del general Perón en una sala de "focus group". Pero “cantar es conversar con música”, y estos señores distorsionan cualquier melodía. 

Por Carlos Semorile.