Anoche nos volvió el alma al cuerpo. No es que en su
ausencia se haya descalabrado nada; muy por el contrario: todo anduvo como un
relojito. Pero sucede que no somos suizos y para nosotros, como suele decir el
Tata Cedrón, “estar en el mundo es estar emocionados”. De modo que nos andaba
faltando esa vibración de verla y escucharla para saber que estamos en el emocionado
mundo colectivo donde todos somos el Otro. Porque el Kirchnerismo ha sido, es y
seguirá siendo las realizaciones que forjan una Nación que recupera sus mejores
tradiciones comunitarias. Como quien dice lo Justo, lo Libre y lo Soberano. Todo
ello (que aquí se dice fácil, pero es sumamente complejo) se resume en su
figura, en su historia militante y, sobre todo, en su palabra. Y entonces la
Presidenta balconea en la Rosada, y una compañera recuerda el credo
scalabriniano que reza: “Creer: he allí toda la magia de la vida”. Y ése es el punto. Para los que
tenemos la fortuna de creer, Cristina es la Patria en estado de Esperanza.
Por Carlos Semorile.
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