Acabo
de ver esta "maravilla" en el féis, similar a otras de aspecto
impoluto que también generan masivas adhesiones que se traducen en frases como
"mi casa soñada" y otras huevadas por el estilo.
No es una tapera, desde luego, pero es mucho menos habitable que los derpas donde viven sus extasiadas/os/ admiradores clasemedieras/os que "compran" la "onda Marie Kondo" de ajustarse, empezando por el espacio que a nosotros -que no somos japoneses- nos recontra sobra.
Por
ejemplo, para subir esa escalerita de morondanga hay que ser uno de esos
egipcios de los jeroglíficos; si regás las plantitas que están ubicadas allí,
se te mancha la paré, amén de que dudo que les llegue un tenue rayo de sol;
supongamos que allí vive una pareja -o que alguien pasó la noche como “partenaire”
sexual del/la langa que vive ahí-, quien primero se levanta a hacerse un mate
inevitablemente lo despierta al otro/a/e; ¿el baño está arriba o está abajo?
-contá la cantidad de veces que subís/bajás para "hacer uso"-; ¿cómo
carajo conciliás el sueño con esa cantidad de luz invadiendo todos los
espacios?; ¿dónde ponés la escoba, el balde y el secador de pisos?; etcétera, etc.,
etecé.
Una
de las máximas del arquitecto Rodolfo Livingston era que "lo más barato de
todo es pensar". Él lo decía en relación a su oficio, pero vale para todo
lo demás: estamos como estamos porque muchas/os ciudadanas/os han abdicado de
su capacidad de raciocinio y "compran" las ideas más estrechas que el
hombre ha sido capaz de crear.
Al
paso que vamos, la próxima moda va a ser mudarse a los vagones con los que los
nazis llevaban la gente a los campos.
Adenda:
Sobre las ensalzadas y puras "virtudes" de la milenaria cultura
nipona podríamos hablar un rato largo: pregúntele a los chinos sobre las
masacres que en su tierra cometieron los "hijos del sol naciente", o
simplemente recuérdese que fueron aliados del III Reich.
Carlos Semorile.